Praga, seguro que volveré.

La capital de la Republica Checa es una de las ciudades europeas con más encanto y más animadas. Su ciudad vieja, muy bien cuidada, es la zona más visitada y concurrida, en ella encontraremos el Reloj Astronómico, el barrio judío con la sinagoga española, y otros muchos lugares que visitar. Praga está construida alrededor del rio Moldaba, y si en su margen derecho se encuentra la ciudad vieja en el izquierdo destaca el Castillo de Praga, desde el que se domina toda la ciudad.

En lo que se refiere a gastronomía hemos de decir que se trata de una típica población centro europea y por tanto dominan las salchichas, el codillo de cerdo, las patatas fritas,…. Y todo acompañado de unas buenas cervezas rubias de las que te aseguro de que no te cansaras.

En esta ocasión reservamos un apartamento cercano al centro de la ciudad, en la margen derecha del rio en unos edificios de comienzos del siglo XX, bien conservados y adaptados. Se trata de un barrio tranquilo, de hecho no hay demasiados establecimientos de restauración, con lo que cuesta encontrar algún sitio donde desayunar y comer, quizá la primera comida del día sea la más difícil de realizar por las grandes diferencias que existen con nuestras costumbres, pedir un café con leche o un solo es ya una proeza, y de tostadas olvidarse.

El primer día nos dirigimos bordeando el rio Moldava hacia el famoso puente de Carlos que nos conecta con la Ciudad Vieja. Caminamos paralelos al rio Moldava, encontrando zonas verdes, bares y cafeterías cercanas al rio, pasando delante del Museo Kampa. Y llegando al puente por calles estrechas, al que accedemos por unas escaleras, nos encontraremos con gran cantidad de gente haciendo turismo, y es como si nos trasladáramos a la edad media, con la gran cantidad de estatuas que encontramos a ambos lados, y con el rio corriendo debajo, es espectacular, podemos hacer cientos de fotos con distintas perspectivas, y al final ya en la entrada de la Ciudad Vieja la torre bajo cuyo arco accedemos a la zona más interesante. Comienzan una maraña de calles estrechas con múltiples establecimientos de todos los tipos: bares, restaurantes, clubs de noche, tiendas de vidrio, museos,…. Es obligatorio perderse pos estas calles y disfrutar de todo lo que nos ofrecen, al final llegaremos a la Plaza de la Ciudad Vieja, donde encontramos el famoso Reloj Astronómico, la Iglesia de Tyn embutida entre edificios, de hecho hemos de atravesar un edificio para llegar a la entrada. La plaza muy concurrida tiene una escultura de un líder religioso, Jana Husa, uno de los precursores de la iglesia protestante y contrario al catolicismo.

Torre Puente de Carlos

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Iglesia de Tyn

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Reloj astronómico.

Ahora toca ir al barrio judío, desde la plaza de la Ciudad Vieja tomamos la Avenida Kaprova en dirección al rio, giraremos a la derecha hacía la calle Sikorá, y encontraremos primero el antiguo cementerio judío, podemos ver las lápidas desde la calle, al lado se encuentra la sinagoga histórica y el monumento del holocausto. En la siguiente calle a la izquierda se encuentra el Ayuntamiento Judío con sus dos torres , hay algunas tiendas de suvenires, donde entre otras cosas nos ofrecen “golem” figuras de barro con forma de monstruo que se ponían delante de las hogueras y las sombras que proyectaban asustaban a los visitantes inesperados. Siguiendo por Sikorá llegaremos a la escultura de Kafka y a la Sinagoga Española, que es obligatorio visitar.

Cómo ya será hora de comer, podemos buscar algún restaurante, nosotros encontramos el restaurante Upivrnce, cuyo dueño se dedica a hacer

 

Restaurante

Viñetas comic restaurante

Dirección y tfno restaurante

 

comics eróticos, los manteles y las paredes están llenos de algunas de sus creaciones. Allí degustamos un codillo con patatas que estaba delicioso, ah y nos podíamos entender en español.

Desde aquí continuamos hacía la plaza de la Ciudad Vieja en dirección hacia el bulevar Vaclauske Nam y la plaza Wenceslas, un lugar lleno de tiendas y hoteles que termina en el Museo Nacional de Praga. En el camino nos topamos con el museo de Máquinas Sexuales, hay que decir que el sexo no está mal visto en esta ciudad, de hecho hay anuncios por toda la ciudad. Volvimos al inicio del bulevar para girar a la izquierda y coger la avenida Narodní que nos lleva al puente de las Legiones en el rio Moldava. Desde donde tenemos una visión espectacular del Castillo de Praga, especialmente de noche con todo iluminado. Bajamos por el rio hasta la Casa Danzante, una curiosidad arquitectónica de Praga.

Edificio danzante

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Calle peatonal de Praga

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Castillo de Praga.

 

 

El segundo día lo reservamos para subir al Castillo de Praga, nos esperaba un paseo con una gran pendiente recorriendo calles típicas de la ciudad, con suelo de pavés, vías de tranvías, plazas y casas típicas. El día era caluroso y sudamos lo suyo para llegar, nos encontramos con un complejo bastante amplio con una mezcla de edificaciones bastante curiosa, con la catedral dentro de la fortaleza y con un gran dispositivo de seguridad. El acceso es libre para todo el recinto, excepto para el interior de la catedral. Las vistas de la ciudad eran impresionantes.

Vista desde el Castillo

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Catedral de Praga

Vista desde el Castillo

Dedicamos la mañana a visitar el castillo y ya a mediodía nos dirigimos hacía el rio, por otro camino hasta llegar el rio, y pasar por el Puente de Mánes hasta la otra orilla. Seguimos el rio hacía el sur, disfrutando de la ribera con sus chiringuitos típicos, barcos restaurante, muelles con barcazas,… llegando al Teatro Nacional, donde según cuentan durante la segunda guerra mundial recibió a la élite nazi encabezada por Hitler. Los checos presumen de no haber sido dominados por nadie, su táctica era dejarse ocupar y hacer la vida imposible al ocupante, la resistencia checa durante la ocupación nazi atentó contra un alto dignatario nazi, Heydrich, lo que conllevó grandes represalias sobre la población. Desde aquí nos dirigimos de nuevo hacía la Ciudad Vieja callejeando, hasta llegar al Teatro Estatal.

Son muchos los bares y restaurantes donde refrescarse y tomar un plato, normalmente abundante, para comer o cenar. Eso sí el cerdo es el rey.

El tercer día hicimos una excursión a Kutna Hora, famosa por tener una Capilla de los Huesos de Sedlec, anexa a un cementerio donde dicen que hay varias capas de enterramientos, todo sucedió cuando un ‘listo’ se trajo un puñado de tierra santa desde Jerusalén y la depositó en este campo santo, en aquella época la gente pagaba por enterrarse en tierra santa y los que gestionaban este cementerio se hicieron de oro. Dado que no había espacio para más sepulturas decidieron sacar los restos y almacenar los huesos en el sótano de la capilla, allí se fueron amontonando en pirámides hasta que un ‘artista’ se dedicó a hacer distintas esculturas con ellas, desde una lámpara al escudo del señor de las tierras.

En Kutna Hora una pequeña ciudad de apenas veinte mil habitantes además del osario encontramos una catedral de grandes dimensiones que construyeron los mineros de la zona en un intento de luchar con la misma Praga, arquitectónicamente parece perfecta pero los cuadros e imágenes de su interior son bastante cómicos. En este lugar también podemos apreciar numerosas construcciones, monumentos, edificios históricos que la han llevado a ser declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO. No es mala idea visitarla, sobre todo porque está cerca de Praga, aunque lo que más me gustó fue el restaurante donde comimos.

Bueno, y esto es todo en nuestra visita a esta preciosa ciudad, de la que me lleve tan grato recuerdo que afirme que volvería pero para una estancia bastante más larga.

Día 1. (Cortesía de Google Maps)
Día 2. (Cortesía de Google Maps)