Lisboa en 3 días.

Lisboa

La capital de la república vecina, en el estuario del rio Tajo y de cara al mar es uno de los lugares de Europa que no podemos dejar de visitar, más si somos de la vecina España. Nuestros vecinos comparten con nosotros ríos y su única frontera, muchas son las similitudes con nuestra forma de ser y nuestras costumbres, pero sin embargo tienen la fama de ser más serios.

No me puedo quejar del trato recibido en este país, independientemente de que parece que tienen un recelo con nosotros, pues piensan que los españoles los consideramos como una colonia como algo que nos pertenece.

Varias han sido las visitas que he realizado a esta ciudad y siempre he encontrado algo nuevo, será porque he pasado de ir a un camping en Monsanto a alojarme en un buen hotel del centro de la ciudad.

Empedrado portugués.

Conviene patear las calles y empaparse de lo que se ve, de sus aceras empedradas, de las fachadas de azulejos, de su intento de aparentar ser una potencia colonial con sus múltiples monumentos a los descubridores.

Plaza de Comercio.

Día 1.- He situado el centro de nuestros itinerarios en la Plaza de Comercio, al lado del rio, con su monumento al rey José I en el centro. Primero podemos dirigirnos hacia el oeste y visitar el edificio donde se encuentra el ayuntamiento. Volveremos a la plaza y nos dirigiremos hacia el norte pasando debajo del Arco de la Rua Augusta, caminando por la calle del mismo nombre que es peatonal y pisando el empedrado típico portugués, estaremos rodeados de comercios, cafés y restaurantes, y lo conveniente es pasar un tiempo visitando las distintas calles, como la de Comercio, la Rua Aúrea y la Rua da Prata, finalizando en la Plaza de Don Pedro IV o en la anexa Plaza da Figueira. Siguiendo hacía el norte llegaremos a la Plaza de los Restauradores, con un monumento que conmemora la liberación del país del dominio español en 1640. Girando hacía el oeste subiremos hacía el Barrio Alto encontrándonos con la Plaza Luis de Camoes, gran poeta portugués, con su estatua en el centro rodeada de adoquinado que representa naves y sirenas que evocan la gran obra del poeta. En esta zona normalmente muy concurrida podemos encontrarnos con grupos de músicos que ofrecen su repertorio a los viandantes, y no es extraño que nos topemos con alguna tuna. Os recomiendo que callejeéis un poco y no os perdáis los edificios con las fachadas cubiertas de azulejos, mosaicos, por ejemplo en la Rua de la Misericordia que seguiremos hacia el norte para llegar al mirador de San Pedro de Alcantara, desde el que tendremos una buena vista de la ciudad con el Castillo de San Jorge, del famoso barrio de Alfama y de la Avenida da Libertade. Podemos bajar hasta esta avenida utilizando el famoso ‘Elevador da Gloria’, que nos permite salvar el gran desnivel. Seguiremos esta céntrica avenida con su parque central, sus quioscos, y a ambos lados edificios de bancos, empresas, hoteles y grandes tiendas de moda. Llegaremos hasta una plaza-rotonda del Marqués de Pombal, Primer ministro del rey José I, representante del despotismo ilustrado en Portugal, siglo XVIII. Esta rotonda nos da acceso al Parque de Eduardo VII, donde podremos descansar y visitar sus jardines: Mirador Parque Eduardo VII, Estufa Fria, Jardin Amália Rodrigues, Pabellón de Carlos Lopes,…

Tranvía en Lisboa.

Ha sido un día en el que habremos tenido la oportunidad de ver parte de Lisboa, la comida y la cena nunca hay que olvidarla y la cocina portuguesa es bastante buena y no desmerece de otras, hay variedad de productos especialmente pescados donde hemos de destacar el bacalao, pero también son famosas las sardinas, los jureles, gambas tigre,… Hechos a la brasa, lo que le da un sabor especial. Destaquemos algunos otros platos típicos: la Caldeirada de Peixes, sopa verde, Bacalao Dorado, Cocido a la Portuguesa, Carne de Cerdo al Alentejo,….

Día1. (Cortesía de Google Maps).
Torre de Belen.
Monumento a los Descubridores.

Día 2.- Partimos también de la Plaza de Comercio utilizando algún transporte público que nos lleve hasta la Torre de Belen, fortaleza situada al final del estuario que servía para la defensa ante posibles incursiones por mar y lugar desde el que partían las expediciones de los descubridores. Podemos entrar y ver este monumento, pero no olvidar que las colas son importantes. Seguiremos el rio hacia el este y llegaremos al Monumento a los Descubridores, en honor a estos marinos y especialmente a Enrique el Navegante. Desde aquí y siguiendo hacia el norte veremos el Monasterio de los Jerónimos, de estilo manuelino fue construido sobre el año 1500, destacan sus vidrieras que conviene observar desde el interior. Seguiremos hacía el este, volviendo a la ribera del rio encontrando algunos parques antes de llegar al Museo Nacional de los Carruajes, recomiendo hacer una visita porque es sorprendente el gran número y variedad de los carruajes. Continuaremos por la ribera del rio, encontrando puertos deportivos, hasta llegar al Museo Nacional de Arte Antiguo, alberga cientos de pinturas y colecciones de dibujo y grabado, escultura y artes decorativas, nacionales y extranjeras, sobresaliendo los cuadros de El Bosco y Durero. Es hora de buscar una parada de tranvía y hacer una ruta por la ciudad, por ejemplo el famoso 28 que nos lleva por diversas partes de la ciudad entre ellas los barrios de Alfama y Barrio Alto. Atravesaremos calles estrechas y subiremos importantes pendientes hasta llegar al Castillo de San Jorge desde el que se domina la ciudad y el estuario.

Día 2. (Cortesía de Google Maps).
Vidriera del Monasterio de los Jerónimos.

Día 3.- Por la mañana nos desplazaremos desde la Plaza de Comercio hasta la del Rosio y desde ahí bordeando el barrio de Alfama nos dirigiremos hacía la Casa dos Bicos / José Saramago Foundation, donde podemos apreciar como los portugueses utilizan los azulejos para cubrir las fachadas, seguiremos el rio pasando por el Museo del Fado y ya llegando a mediodía recomiendo volver un poco más allá de la Plaza de Comercio para coger un barco que nos lleve al otro lado del rio, Almada, donde encontraremos quioscos/chiringuitos en los que degustar pescado y marisco, lugar donde se encuentra el Santuario de Cristo Rey, una gran estatua de Cristo con los brazos en cruz, dede la que se domina el rio y se tiene una vista expléndida de la ciudad de Lisboa.

Día 3. (Cortesía de Google Maps).
Sintra, Castillo de los Moriscos.

Día 4. Sintra. Para desplazarnos a esta ciudad nosotros utilizamos el ferrocarril, muy cómodo y con lo que evitamos el tráfico. No debemos perdernos esta ciudad sede de la realeza portuguesa, situada en un parque nacional y declarada monumento de la humanidad. Rodeada de bosques y jardines, con palacios y castillos, y con unas calles con un encanto especial, donde encontraremos números establecimientos de comida. Conviene pasear y acercarnos al menos al Palacio Nacional de Sintra, con sus dos características torres, al Palacio da Pena con su colorido y arquitectura y si hay tiempo también visitar la Quinta da Regaleira, curiosa construcción rodeada de jardines con su Pozo Iniciático, la torre, el palacio y el bosque, la visita merece la pena. Y si aún tenéis tiempo y fuerzas pues subir hasta el Castillo de los Moros, a través de un bosque bastante denso.

Día 4. (Cortesía de Google Maps).

Día 5. Si continuáis en Lisboa podéis hacer una excursión en coche a Estoril, Cascais y al Cabo da Roca, e incluso llegar hasta las playas de Nazaret.

Día 5. (Cortesía de Google Maps).

Espero que os haya sido de utilidad. Si se dispone de más días es obligatorio visitar las ciudades de Coímbra, Oporto y Braga.