Guipúzcoa
La provincia de Guipúzcoa es la más oriental del País Vasco, la capital es San Sebastián, Donostia en vasco, preciosa ciudad a orillas del mar Cantábrico con su famosa playa de la Concha, para muchos única, y no están lejos de la realidad. Habíamos visitado antes Euskadi, Bilbao y provincia, pero hemos de reconocer que Guipúzcoa nos ha cautivado, nuestro viaje duró más de una semana con lo que pudimos hacer varios recorridos teniendo la oportunidad de visitar la costa y el interior, y por tanto deleitándonos con sus playas y acantilados, con sus montañas y valles llenos de verde. Pudimos acercarnos y pasear por Donostia, Hondarribia, Zarauz, Guetaria, Zumaya, Deba, Motrico, Azpeitia, Azcoitia, Cestona y Tolosa. También nos acercamos al País Vasco Francés visitando San Juan de Luz y Biarritz.
A parte de la belleza natural de sus paisajes, nos sorprendió la calidad de vida de sus villas, lo bien cuidadas que están, perfectas para que sus habitantes disfruten de ellas. Calles perfectamente urbanizadas, edificios no muy altos, manteniendo las viviendas antiguas, plazas que invitan a estar, parques con zonas de juego para los pequeños algunas incluso cubiertas con lonas fijas para la lluvia, y en cada villa no podía faltar el frontón, signo del deporte nacional vasco. Nos llamó la atención que en aquellos lugares con cierto desnivel los ayuntamientos han colocado ascensores e incluso escaletas mecánicas, (por ejemplo en Getaria), para facilitar el acceso a quien lo necesite.
Donostia (San Sebastián)
Nuestra visita comenzó en el puente de Santa Catalina sobre el rio Urumea, cerca de la Av. de la Libertad, seguimos un poco la ribera hasta distinguir el campanario de la Catedral del Buen Pastor. Estamos en la ciudad nueva, paseamos entre edificios modernos, alguna que otra plaza y algún edificio gubernamental como el de la Diputación Foral de Guipúzcoa. Desde aquí nos dirigimos hacia el oeste para llegar a la playa de la Concha, que siempre nos sorprende y que volvemos a recorrer deleitándonos con su belleza, con su fina arena. Está rodeada del paseo marítimo, siempre concurrido, con bañistas incluso en los meses fríos. Mirando hacia el mar tenemos la isla de Santa Clara, podemos ver la forma perfecta de concha que nos ofrece con las dos montañas en los extremos, el monte Urgull al este y el monte Igueldo al oeste.
Volvemos sobre nuestros pasos, hacia el este para llegar al Ayuntamiento de la ciudad, aquí comienza el famoso casco viejo. Nos perdemos por sus calles peatonales, encontrándonos con la Basílica de Nuestra Señora del Coro y con la Plaza de la Constitución, con sus soportales y sus bares y restaurantes. Aunque esto último es lo común del casco antiguo, bares con los famosos pinchos, no podemos evitar haber elegido la hora del mediodía para pasear por estas calles y de paso degustar sus famosas tapas, hay mucho donde elegir.
Como frontera del casco viejo está la desembocadura del rio Urumea. Si seguimos hacia el norte entramos en el paseo Nuevo, con los famosos acantilados donde golpean las olas del Cantábrico, este paseo rodea la pequeña península hasta llegar al puerto deportivo.
Al rodear la península podemos disfrutar no solo del acantilado sino de la vista de la Concha desde el mar, y de la isla de Santa Clara. Así llegamos al puerto deportivo y de nuevo nos encontramos al lado del casco antiguo.
Seguro que nos ha quedado mucho por ver, así tenemos la excusa para volver.
A continuación mostramos algunas de las barras de los bares del casco viejo llenas de pinchos, algunos de ellos los saboreamos.
Hondarribia (Fuenterrabía)
A unos veinte kilómetros de San Sebastián, en la desembocadura del Bidasoa, pegada a la frontera con Francia encontramos esta ciudad de Hondarribia. El casco histórico de Fuenterrabía está declarado Conjunto Monumental, más o menos es el antiguo recinto amurallado de la villa. Aún se conservan parte de las murallas y baluartes que rodeaban su casco histórico, también las dos puertas de acceso a la plaza fuerte. En casco histórico, podemos observar calles empedradas y bellos edificios con balcones de hierro forjado. En lo alto del promontorio se halla el denominado castillo de Carlos V, junto a la plaza de Armas y la iglesia parroquial.
Entramos a la ciudad por una de sus puertas, la de Santa María, parece vigilada por una escultura de un zapador, con un gorro característico y una sierra, quizá es una muestra de su cualidad de ciudad fronteriza en la que se han producido numerosas batallas. Las antiguas murallas, las que aún permanecen, se extienden a los lados. Al pasar la puerta encontramos una antigua ciudad, como hemos dicho las calles siguen con su aspecto original, encontramos edificios bien conservados, con estructuras de madera, balcones y los escudos nobiliarios.
Al final de la calle se observa un gran templo, con su alto campanario dominándolo todo, Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano, subimos hasta su pórtico y la visitamos. Justo detrás se encuentra la Plaza Arma y un edificio de piedra que actualmente es un parador, que se corresponde con el castillo. Desde aquí tenemos unas vistas espléndidas del rio Bidasoa y de Francia, Hendaya. Podemos tomar el ascensor panorámico para bajar al paseo del rio. Si desde la plaza Arma giramos hacía el oeste seguimos en la ciudad antigua, llegando a la Plaza de Guipúzcoa con sus casas y edificios típicos muy bien conservados.