Es sin duda una de las ciudades más bellas y singulares del mundo, gracias a la peculiaridad que supone estar levantada sobre una laguna en el mar Adriático, sus calles estrechas se cruzan continuamente con vías fluviales, y como dicen cada casa tiene dos puertas una a tierra y otra al agua. Entrar en esta bella ciudad utilizando un vaporeto es introducirse en otro mundo, deleitarse con sus palacios, iglesias y casas. Pero es que cuanto tomas tierra y accedes a su interior te quedas sorprendido por el laberinto de calles, por los canales atravesados por puentes, con las góndolas navegando por todos los lugares. Y algo que también llama la atención es la gran cantidad de comercios de distintos tipos, y de restaurantes que hay en todas sus calles.
¿Cómo llegar?
Podemos hacerlo por avión, tren e incluso autocar, pero en todos los casos tendremos que tomar un barco para acceder al centro de la ciudad. Si llegamos por aire lo normal es aterrizar en el aeropuerto Marco Polo, pero también se utiliza el de la ciudad cercana de Treviso. Existen autobuses lanzadera que nos acercan a la plaza de Roma lugar desde el que parten los autobuses fluviales, vaporetos, que nos llevaran a los distintos sitios de la ciudad. Ojo el precio de los transportes es caro, un billete en vaporeto que tiene noventa minutos de duración cuesta 9,5€, pero es que un taxi-fluvial te puede salir por más de 60€.
En el caso de llegar en tren deberíamos hacerlo a la estación de Santa Lucía, que está a las puertas de la ciudad. Ojo los transportes ferroviarios en Italia son de gran calidad y muy puntuales.
¿Dónde alojarse?
Todo dependerá de tu economía, puedes alquilar un apartamento o bien ir a un hotel, yo recomiendo hacerlo dentro de la ciudad porque merece la pena salir y perderse en las calles a la hora que quieras. Hay quien decide alojarse en alguno de los hoteles de la Plaza de Roma y desde ahí patearse la ciudad.
En nuestro primera día, cómo nuestro hotel estaba muy cerca de la Plaza de San Marcos, nada más desayunar ya estábamos en ella, quedándonos sorprendidos de la majestuosidad de ese conjunto arquitectónico. En el centro se encuentra el Campanario de San Marcos, al norte la Torre del Reloj con el león de Venecia y las dos figuras que sujetan los martillos que impactan sobre la campana , al este el Palacio Ducal con sus grandes salas, y el puente de los Suspiros que lo une a la antigua prisión, al oeste y sur el Museo Correr. Destacamos la Basílica de San Marcos con sus pórticos y sus mosaicos. Hay que entretenerse disfrutando de las vistas y de los detalles de cada uno de los monumentos. Recomiendo entrar en el Palacio Ducal y en el Museo Correr, para ello necesitaremos casi toda la mañana y hay que pagar, conviene reservar previamente para no tener que hacer colas, recomiendo adquirir las entradas en la página de Venezia Unica.
A continuación nos dirigimos hacía el oeste, nuestro destino es el Teatro La Fenice, pasamos por calles estrechas, cruzando algunos canales, en el camino podemos observar las famosas y típicas góndolas. (Un paseo cuesta unos 30€ por persona). El teatro es un edificio magnífico con un espectacular anfiteatro, dominando los dorados en sus palcos, podemos encontrar referencias a María Callas en sus pasillos. La entrada estaba incluida en el pase de Venezia Unica.
Volveremos callejeando a San Marcos, ahora nos dirigimos hacia el este recorriendo los muelles que dan al canal, en frente en la orilla opuesta distinguiremos Basilica Di San Giorgio Maggiore, y un poco más hacia el oeste en otra isla la Basilica de Santa Maria della Salud. En el muelle nos encontramos barcos, taxis fluviales y góndolas. Seguimos caminando pasando distintos puentes sobre los canales que se internan en la ciudad llegando hasta la Chiesa della Pietà. Podemos entonces dirigirnos hacia el noroeste callejeando para llegar al Puente de Rialto, uno de los pocos puentes que hay sobre el gran canal. En el camino atravesaremos de nuevo pequeños canales, y nos sorprenderá la cantidad de comercios de ropa, zapatos y cristal de Murano, y de locales de restauración que hay en el camino. Llegaremos al puente y haremos las correspondientes fotos desde el punto más alto, a ambos lados veremos el canal con los vaporetos, góndolas, taxis,… sobre el agua.
Alrededor del puente hay mercadillos, puestos donde se venden distintos productos para los turistas, cristales de Murano, recuerdos, ropa, zapatos,… y sobre todo establecimientos para comer y para tomar unos vinos o unas cervezas.
¿Qué comer?, pues creo que no hay demasiadas dudas, pasta y pizza, aunque también hay bocadillos, y en algunos sitios hasta tapas, eso sí la base principal siempre es la masa y el pan.
El segundo día teníamos planeado una excursión en barco a las islas de Murano y de Burano. Hay distintos tour organizados a los que es fácil unirse, mirar la web. El barco que tomamos nos llevó a través de la laguna hasta llegar a Murano, isla donde se encuentran las famosas fábricas de cristal del mismo nombre. El barco atraca en un pequeño muelle por el que se accede a una fábrica donde nos hacen una demostración de como manejar el cristal, en unos diez minutos el orfebre fabrica un jarrón y hace una figura, un caballo. A continuación nos pasan a una gran tienda donde se exhiben sus productos. Después un paseo por la ciudad y sus canales. Tras el paseo volvemos al barco para dirigirnos a la otra isla, Burano, famosa por sus casas de colores, dicen que los pescadores querían diferenciarse por el color de sus casas, también con sus canales, esta ciudad es famosa por la elaboración artesanal de encajes. La visita a Burano me resultó más gratificante que la de Murano.
Cuando volvemos a Venecia ya es por la tarde, hemos comido en Burano. Ahora nos toca pasear de nuevo por las calles de Venecia, queremos cruzar el canal y visitar la otra isla. Decidimos realizar el camino largo, desde el muelle cercano a la Plaza de San Marcos, nos dirigimos hacía el Puente de la Academia, todo a través de las estrechas calles a cierta distancia del canal, porque no hay aceras que permitan caminar junto al canal, cruzamos pequeños canales, atravesamos distintas plazas, con iglesias como Chiesa di Santa Maria del Giglio, la plaza Campo Santo Stefano, Chiesa di San Vidal, y llegamos al Puente de la Academia. Este puente es de madera, distinto al de Rialto, pero con unas vistas parecidas. Lo cruzamos e inmediatamente nos encontramos la Galeria de la Academia, museo de arte veneciano del siglo XIII al XVIII, con cuadros de Tiziano, Canaletto y Tiepolo. Callejeamos hacía el este y llegamos a otro edificio, la Basilica de Santa Maria della Salud. A la vuelta mientras callejeamos buscamos un lugar donde cenar, las luces de las calles son tenues, no a lo que estamos acostumbrados en España.
Después de cenar dimos un paseo hasta el puente de Rialto, para ver la ciudad de noche, encontramos a muchos jóvenes tomando copas en las puertas de los locales.
Treviso
Dado que estábamos en el Véneto y que nuestro avión partía del aeropuerto de la cercana Treviso, hicimos una visita a esta pequeña ciudad cuna de la marca Benetton of Colours. No sé si es a causa de esto que nos sorprendieron los altos precios de las prendas de vestir y de las zapatillas deportivas que mostraban los escaparates de su calle principal.
En Treviso además de las iglesias: Duomo de Treviso, Iglesia de San Nicolás,… tan típicas de todas las ciudades italianas destaca el rio que corre por la ciudad, con sus puentes, las norias aún en movimiento aunque no funcionando. Paseamos por las calles partiendo de la catedral hacía la Plaza de la Signora, donde encontramos diversos comercios y restaurantes. Pero si nos adentramos hacia el este, encontraremos el canal que cruza la ciudad, con el Puente de San Francisco, la isla Isola della Pescheria, las norias,… calles acogedoras para pasear, y lugares donde sentarse al fresco a tomar algo.