Crisis en la agricultura almeriense.

Almería, dicen que es la huerta de Europa, pero no acaba de dar noticias contradictorias. Esta semana se publicó la renta de cada uno de los municipios españoles y la sorpresa que nos llevamos muchos, los almerienses más, es encontrar a dos poblaciones de esta provincia entre las de menos renta: Níjar y Vícar. Algo curioso para los que sabemos que son precisamente esos términos municipales los que mayor número de hectáreas de invernadero tienen, con empresas o cooperativas muy potentes en la economía de la provincia, lo único que lo puede justificar es la economía sumergida, muy importante en la zona, con trabajadores con contratos ficticios o sin contrato y con los empresarios agrícolas no declarando ingresos, a parte de que los más ricos no suelen vivir en esos municipios sino que tienen sus residencias en Almería o en Roquetas de Mar.

La agricultura intensiva almeriense ha permitido a esta provincia, especialmente en las zonas donde se concentran los invernaderos, pasar las dos crisis sin demasiados contratiempos, son un sector esencial y sus productos alimentan a millones de personas no solo de España sino de Europa. Si vemos los precios de las viviendas podemos observar que en poblaciones como Aguadulce, Roquetas de Mar, Almería, Almerimar,… apenas han bajado los precios e incluso se han incrementado, a pesar de que que hay muchos edificios sin ocupar.

Pero no es oro todo lo que reluce, porque muchos son los problemas de los productores almerienses, en principio tienen unos productos que sufren por un lado la competencia de los países del norte de África, especialmente Marruecos, que no solo tienen costes menores, mano de obra muy barata, sino que se benefician de acuerdos especiales con la Unión Europea. Marruecos no solo recibe ayudas en metálico por contener la inmigración y por la lucha contra el integrismo islámico, sino que además tiene canales comerciales directos para introducir su producción en el continente europeo.

Por otro lado, encontramos a la Organización Mundial de Comercio, que fomenta la eliminación de las fronteras, y que se traduce en el hecho de que Europa se abra a la entrada de los productos agrícolas de los países en desarrollo, en la prohibición de las ayudas a la producción para los agricultores,… y a cambio las manufacturas europeas tienen libertad para venderse en esos países. Europa cambia automóviles, productos químicos y farmacéuticos,…. por productos agrícolas: tomates, judías, berenjenas, naranjas, sandías, melones,…. Y ¿ quienes son los mayores perjudicados?, pues los productores de frutas y hortalizas del sureste español, con mayores costes de producción, que ven como sus productos o no tienen precio o no pueden entrar en Europa porque allí están las producciones turcas, egipcias, marroquíes, del centro de África, e incluso de Sudamérica.

Rara es la campaña en la que el tomate baja de precio, o la sandia y el melón, segundas producciones de los invernaderos almerienses, son rentables para los agricultores. Hoy la prensa indica que se han tenido que destruir miles de kilos, o bien que se han dejado en el campo porque venderlos sería tener mayores pérdidas. Y estos últimos años estamos asistiendo al cambio del cultivo principal, abandonando el tomate e incrementando la superficie de pimiento o de calabacino. Almería sufre la presión y ha tenido que ir cambiando su producción, abandonó la habichuelilla por lo caro de la recolección manual, y ahora parece que está comenzando a producir menos tomate, sandía y melón, de hecho se está introduciendo un nuevo cultivo, el cannabis bajo plástico, el legal claro. Por otro lado los mecanismos establecidos por la PAC para afrontar crisis de precios, la retirada y destrucción de productos, son pequeñas e insuficiente para recuperar las pérdidas que sufren cuando los mercados se inundan de las producciones de terceros.